sábado, 12 de julio de 2008

El cantor de Eduardo Galeano



Cuando Alfredo Zitarrosa murió en Montevideo, su amigo Juceca subió con él hasta los portones del paraíso, por no dejarlo solo en esos trámites. Y cuando volvió, Juceca nos contó lo que había escuchado.
San Pedro preguntó nombre, edad, oficio.
-Cantor- dijo Alfredo.
El portero quiso saber: cantor de qué.
-Milongas- dijo Alfredo.
San Pedro no conocía. Lo picó la curiosidad y mandó: -Cante.
Alfredo cantó. Una milonga, dos, cien. San Pedro quería que aquello no acabara nunca. La voz de Alfredo, que tanto había hecho vibrar los suelos, estaba haciendo vibrar los cielos.
Y Dios que andaba por ahí pastoreando nubes, paró la oreja. Y contó Juceca que ésa fue la única vez que Dios no supo quién era Dios.


Un juego divertido para mirar y escuchar luego de este cuento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EDUARDO GALEANO ES UNO DE MIS ESCRITORES PREFERIDOS POR ESO DEJE ESTE CUENTO, PARA QUE LO LEAN.
ANALIA